
En la tercera semana, veremos varias maneras muy prácticas de aprender a confiar en la ayuda que el Espíritu Santo siempre nos ofrece.
Todos necesitamos ayuda, y antes de regresar al Cielo, Jesús prometió enviar un ayudante que siempre estará con nosotros para enseñarnos y guiarnos. Gran parte de esa ayuda proviene de los dones que el Espíritu Santo nos brinda. Puede que los términos oficiales no formen parte de tu vocabulario cotidiano (piedad, fortaleza, consejo, temor de Dios…), pero te prometo que lo explicaremos todo de forma que incluso los niños pequeños puedan entenderlo y lo convertiremos en un juego.
Necesitarás prepararte un poco cortando las tarjetas del juego y tomando un marcador para cada jugador, y dados.
Cada tarjeta le contará a tu familia un poco más sobre cómo obra el Espíritu Santo en sus vidas, y a medida que avanzas en el juego, el objetivo es recolectar una de cada categoría. Necesitarás ayudar a quienes no saben leer, pero el texto en sí es muy adecuado para toda la familia. Y finalmente, hay un pequeño fragmento sobre cómo puedes plantar pequeñas semillas de fe en tu vida. Puedes regarlas y quizás darles un poco de abono, pero en última instancia, es Dios quien las hará crecer. ¡Y lo hará! De hecho, es una de las cosas que más le gusta hacer, así que planta esas semillas y observa cómo Dios, el Espíritu Santo, va obrando y haciendo cosas maravillosas en tu vida y en la de tus hijos.